SANTA MARIA DE GUADALUPE, Patrona de Latinoamerica y de de Reportajes Metropolitanos |
Por ELVIA ANDRADE BARAJAS --- I a. Parte -- Las apariciones guadalupanas ocurrieron, cuatro, en el Cerro del Tepeyac, en la Ciudad de México, y la quinta, en el pueblo de Tulpetlac, Ecatepec, Estado de México, en 1531, siendo la última el 12 de diciembre a Juan Diego, por lo que en esa fecha se celebran las apariciones de la Madre de Jesús al indígena chichimeca, en cuyo honor todas las etnias de México son las encargadas de iniciar cada 9 de noviembre, los festejos del culto a la Virgen de Guadalupe, con danzas, cantos, cohetes, incienso, mirra y peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe.
Estos festejos concluyen el 12 de diciembre en la Basílica de Guadalupe, donde la Virgen María hizo cuatro apariciones en el Cerro del Tepeyac, hoy custodiado por gigantes soldados celestiales: San Miguel Arcangel, Defensor de Dios; San Gabriel, Mensajero de Dios; San Rafael, Medicina de Dios, y San Uriel, Centinela de Dios.
El sonido de los concheros, de sus tambores de huéhuetl y el teponaztli, así como el humo del incienso de miles de danzantes prehispánicos llegan hasta el Cerrito del Tepeyac, donde ocurrieron las apariciones de la madre de Dios en 1531 al indio Juan Diego, cuyo milagro se conoce en todo el mundo, y ha alcanzado a la tecnología cibernética moderna, que lo difunde por Internet.
Y, ahora hasta la Virgen de Guaduadalupe tiene su espacio en Facebook: http://www.facebook.com/pages/Nuestra-Senora-de-GuadalupePatrona-de-Mexico-Emperatriz-de-America-Latina/153360653506 realizado desde Guayaquil, Ecuador.
La Basílica de Santa María Guadalupe también utiliza esta poderosa e internacional herramienta y tiene una página electrónica en la que se pueden hacer peticiones desde cualquier parte del mundo: http://www.virgendeguadalupe.org.mx/peticiones.htm Todos los días a la 9:00 de la mañana, en la Misa del Cabildo Clero de la Basílica de Guadalupe, se pide por las intenciones que llegan a este Santuario, el más importante de Latinoamérica.
Anualmente visitan la Basílica de Guadalupe 20 millones de personas y cada año aumenta el número de fiele peregrinos el 12 de diciembre.
La Arquidiócesis Primada de México recuerda que cuatro de las cinco apariciones guadalupanas ocurrieron en el cerro del Tepeyac y la Quinta en el pueblo de Tulpetlac. Las cuatro primeras están plasmadas en pinturas en la Capilla del Cerrito, custodiado por gigantes esculturas de San Miguel Arcangel, San Gabriel, San Rafael, y San Uriel, indicando que es en ese lugar donde ocurrieron las apariciones Guadalupanas.
Primera aparición.
Segunda aparición
Tercera aparición.
Cuarta aparición.
Quinta aparición El 12 de diciembre de 1531, la Virgen María se apareció a Bernardino, tío de Juan Diego, por quien él no quería encontrarse con “la señora”, porque iba en busca de un médico y no quería entretenerse. Agarró otro atajo, pero fue interceptado por la madre de Dios, quien le repitió que fuera por las rosas y las llevara a Fray de Zumárraga y que le dijera que en ese lugar le edificaran un templo. Juan Diego obedeció luego que la Virgen María le aseguró que su tío Bernardino sanaría.
Las de la Santa Muerte las adquieren en un pequeño local que esta junto al también diminuto “templo de la Muerte”, que creó el líder del Mercado del Cerrito, para beneficiarse de las limosnas y caros regalos que sus adoradores le llevan el último domingo de cada fin de mes.
“Ese día vienen muchos narcotraficantes”, comentó una mujer que vende quesadillas en dicho mercado.
-- “Cómo sabe que son narcos”
“Porque vienen armados, en grupos, muy enjoyados y en carros muy, pero muy lujosos. Además son muy prepotentes. Tienen miradas retadoras y meten sus autos hasta debajo de los árboles. Nadie les dice nada…¿quién se atrevería?, nosotros somos humildes vendedores.
“También creemos que son narcos, porque llegan con regalos impresionantes, que una persona común no puede dar”.
-- ¿Qué regalan?
“Ostentosos arreglos florales, frutales y muchas alhajas. Cuando se van dejan tapizado el local de todo eso. Pero lo que más sorprende es que dejan repletas de oro las charolas de la limosna”.
-- ¿Qué pasa con todo eso, quién lo cuida, quién se lo queda?
“Yo no sé, pero el concesionario del local es el líder del mercado. El es el dueño de la imagen que adoran todos. De lo demás nadie sabe, ni queremos saber. Lo único que sabemos es que cuando se incendió el mercado, los bomberos dijeron que el fuego se inició en esa área. Todo se quemo, menos los árboles y una Virgen de Guadalupe que esta afuera del mercado”, refirió la mujer.
Al salir de ese mercado, en el que se venden imágenes de la Guadalupana, de todos los santos, recuerdos de la Basílica, compactos de música religiosa, veladoras, playeras con la estampa de la Madre de Dios, se encuentra una gran estatua de la Virgen María, recibiendo honores de indios mestizos, sobre una gran roca del Cerro del Tepeyac, del que manan cascadas de agua cristalina que caen a sus pies.
Ahí es la fuente de los deseos, que se cumplirán o no si la moneda que se arroja cae dentro de alguno de los molcajetes, que brillan con el sol por las innumerables monedas que dan en el blanco.
“¡Llévese su foto de recuerdo con la Virgen!”, pregonan incesantemente los fotógrafos profesionales, ataviados con chalecos que les proporciona Kodak a todos los que pertenecen a la Federación Cerro del Tepeyac, que los organiza para que cada quien tenga un lugar específico y que los precios sean los mismos: foto grande digital 40 pesos, chica 20 y llaveros 30.
Todo esta muy organizado. Cada quien tiene su espacio y su panorama. Algunos prefieren los paisajes naturales y otros montan escenarios con vírgenes, caballos hechizos y sombreros mexicanos.
En el mercado las quesadillas y los refrescos cuestan 10 pesos, hay comidas corridas de 20 a 50 pesos, las imágenes de bulto varían de precios, lo mismo que las estampas, oraciones, rosarios, velas, y todo cuanto venden en los locales comerciales de la Capilla del Cerrito, donde ocurrieron cuatro apariciones guadalupanas.
Hermosos y verdes jardines adornados con bellos rosales de todos colores, nogales, nopales y enredaderas que suben a través de arcos, que al centro sostienen faros de luz, a la Capilla del Cerrito inaugurada el 27 de abril de 1704, flanquean la subida hacia el milagroso lugar, custodiado por las imponentes esculturas de San Miguel Arcangel, Defensor de Dios; San Rafael, Medicina de Dios; San Gabriel, Mensajero de Dios, y San Uriel, Centinela de Dios.
Desde ahí se ve el Zócalo de la ciudad, la Torre Latinoamérica, el Word Trade Center México, y varios edificios cuya altura supera los 65 metros de altura, tales como la Torre del Instituto Mexicano del Petróleo, Edificio Chihuahua (58 mt), Edificio Ignacio Allende (58), el Ignacio Ramírez (58), Ignacio Zaragoza (58), los del ISSSTE (58), el José María Arteaga (58), Miguel Hidalgo (58), Presidente Juárez (58), Tamaulipas (58), SEMARNAT Revolución (55), Marriott Reforma Hotel Mexico City (54) y Metropolitan Santa Fe (16), entre otros.
San Rafael, Medicina de Dios, y San Uriel, Centinela de Dios, resguardan el Corazón de Cristo atravesado por la maldad, pero salvado por la esperanza del Espíritu Santo.
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Por ELVIA ANDRADE BARAJAS
Juan Diego, quien no nació en Cuautitlán, México, sino en el pueblo Santa Clara Coatitla, de Ecatepec, Estado de México, donde ocurrió el milagro de sanación a su tío Bernardino, “vio por primera a la Madre de Dios el 9 de diciembre de 1531, luego de que el sol brillaba espectacularmente, los árboles y las flores se movían como si tuvieran vida y los pájaros cantaban singularmente obligándolo a subir a la cumbre del cerro, para presenciar las apariciones que cambiarían su vida”, relata en un escrito náhuatl Antonio Valeriano, quien añade:
“Juanito, el más pequeño de mis hijos. Sábetelo por cierto que yo soy la perfecta siempre Virgen María del verdaderísimo Dios por quien se vive, creador de las personas, el dueño de la cercanía y la inmediación, el dueño del cielo, el dueño de la tierra, mucho quiero, mucho deseo que aquí me levanten mi casita sagrada, donde lo mostraré; lo daré a todas las gentes en todo mi amor personal, en mi mirada compasiva, en mi auxilio, en mi salvación, porque yo en verdad soy vuestra madre. Los que a mi clamen, los que me busquen, los que confíen en mi ahí escucharé su llanto.
“Su tristeza para remediar, para curar todas sus penas, sus miserias, sus dolores, y para realizar lo que pretende mi compasiva mirada misericordiosa, anda al palacio del obispo de México y le dirás como yo te envío, para que les descubras como mucho deseo que así me provea de una casa, me erija en el llano mi templo; todo lo contaras, cuanto has visto y admirado, y lo que has oído”.
Juan Diego obedeció, pero el obispo Juan de Zumarraga lo tildo de loco. La historia católica revela cuatro apariciones más. Cinco en total. La segunda ocurre la misma tarde del 9 de diciembre cuando iba de regreso a su casa y le pide a la Virgen que busque otro mensajero, porque a él no le creen.
La madre de Dios insiste en que regrese con el obispo al domingo siguiente. El prelado no le dio crédito a sus palabras y le pide una señal divina. La Virgen Morena se le aparece por tercera ocasión al acongojado Juan Diego y lo cita al otro día para entregársela.
Pero ese día, su tío Juan Bernardino, quien vivía en el pueblo de Santa María Tulpetlac, hoy perteneciente al municipio de Ecatepec, enfermó y no salió para atenderlo, pero el martes al amanecer le pidió que fuera a Tlatilolco por un médico, por lo que decidió rodear el cerro para no encontrarse con la Señora de los Cielos, porque no quería entretenerse, para llegar a tiempo por un doctor, pero la Virgen le salió a su encuentro, y le dijo:
“Sube, hijo mío, el más pequeño, a la cumbre del cerrillo; allí donde me viste y te hablé. Hallarás que hay diferentes flores; córtalas, júntalas, recógelas; enseguida baja y tráelas a mi presencia”.
Juan Diego cumplió lo encomendado y le trajo las más bellas y variadas rosas que encontró. La Virgen las tomó entre sus manos y depositándolas en la tilma de Juan Diego, le dijo:
“Hijo mío, el más pequeño, esta diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo. Le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador, muy digno de confianza. Rigurosamente te ordeno que sólo delante del obispo despliegues tu manta y descubras lo que llevas. Contarás bien todo: dirás que te mandé subir a la cumbre del cerrillo para cortar flores; y todo lo que viste y admiraste, para que puedas convencer al obispo que dé su ayuda, a fin que se construya el templo que he pedido”.
La prueba convenció al obispo que había pedido rosas de castilla del cerro del Tepeyac, donde sabía no nacían en esa temporada, y mientras eso ocurría ahí, en Tulpetlac, la Guadalupana se apareció a su tío Bernardino e hizo el milagro de la sanación, que es escenificado en una pintura de la Capilla del Cerrito, en la que un gran ángel ahuyenta a la muerte.
El milagro de las rosas y de la sanación a Juan Bernardino se extendió por doquier. Juan Diego y su tío son llevados a vivir abajo del Cerrito en una casita hoy conocida como La Casa del Indio.
El culto a la milagrosa tilma guadalupana atrajo multitudes y el 25 de marzo de 1625 se inició la construcción de la Casita Sagrada en el Cerro del Tepeyac, justo en el lugar de las apariciones, y el 27 de abril de 1704 se abrió al público, para el culto guadalupano.
Después se contruyeron otros tres templos, entre ellos El Pocito y la Antigua Basílica de Santa María de Guadalupe.
El 25 de marzo de 1695, el Ilustrísimo señor don Francisco de Aguiar y Seixas, cabeza de la mitra metropolitana, con la asistencia del virrey y Real Audiencia, colocó la primera piedra del recinto que hoy se conoce como Templo Expiatorio a Cristo Rey (Basílica Antigua). Concluida su fábrica el edificio fue consagrado y la Imagen Sagrada se trasladó en medio de una suntuosa fiesta, a su nuevo santuario el 30 de abril de 1709.
El arquitecto Pedro de Arrieta colocó en la Basílica Antigua o Cristo Rey en cada una de las puertas un relieve con una de las apariciones a Juan Diego y las imágenes de apóstoles y profetas.
Las cuatro torres, la cúpula y el arco poligonal sobre la puerta principal, se colocaron para así poder relacionar este templo, de manera simbólica, con el Templo de Salomón en la ciudad de Jerusalén que seguía estas mismas formas según la escritura. Con ello se pretendía mostrar que la Nueva España era, también, un territorio sacralizado, escogido por la Madre del Señor.
En 1749 el templo recibió la categoría de Colegiata, lo que significa que para dirigirlo y atender a los fieles habría un cabildo o grupo de sacerdotes que trabajarían bajo el mando de un Abad.
Todos ellos, durante las misas más relevantes, tomaban asiento en un mueble tallado en madera colocado a la mitad de la nave o pasillo central; la sillería del coro fue retirada en 1895, con motivo de las transformaciones que se le hicieron al templo con motivo de la coronación de la Virgen (algunos fragmentos, como la reja que cerraba su acceso, pueden ser visitados tanto en el Museo como en la anexa capilla del Sagrario).
En ese mismo año se colocaron el baldaquino o trono monumental sobre el altar mayor, y las pinturas de gran formato que decoran la iglesia en su interior, donde se narran los principales acontecimientos del culto guadalupano.
En 1904, en reconocimiento a la devoción de los fieles, el templo adquirió la categoría de Basílica, palabra que proviene del griego y significa “casa regia”. Las columnas que en la parte interior sostienen la cúpula permanecen rodeadas de concreto para fortalecer la estructura, dañada por las condiciones del subsuelo que al ser tan fangoso, ha producido un hundimiento desigual.
Cerrada por cuestiones de conservación desde 1976, fue reabierta al culto el 5 de mayo de 2000 con motivo del 2º Congreso Eucarístico Nacional, ocasión en la que, por decreto del Arzobispo de México Norberto Rivera, se convirtió en templo expiatorio, es decir, casa de oración donde de manera permanente está expuesto el santísimo Sacramento para expiación de pecados.
El 12 de diciembre de 1974 el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez inicia las obras de la Basílica moderna. El 11 de octubre de 1976 se inaugura con el solemne descendimiento y traslado de la Virgen de Guadalupe a su nuevo destino. El día siguiente a las 10 a.m. ente miles de files y el clero de muchas partes de México, nuestra “Señora Reina del Cielo”es colocada en el altar mayo de esta basílica, Santuario católico dedicado a la Virgen de Guadalupe, ubicado en el Cerro del Tepeyac y las faldas del mismo en la delegación Gustavo A. Madero en la capital de México, dentro del territorio de la Arquidiócesis Primada de México.
Es el principal recinto católico de América y uno de los más visitados en el mundo. Anualmente vienen unos 20 millones de peregrinos, de los cuales cerca de nueve millones lo hacen en los días cercanos al 12 de diciembre día en que se festeja a la Virgen María de Guadalupe. El recinto está conformado por varias iglesias y edificios entre los cuales destacan:
Capilla del Pocito
Templo ubicado en las cercanías de la falda oriente del cerro del Tepeyac, donde se realizaron las primeras peregrinaciones. La gente comenzó creía que era el lugar por un manantial en las cercanías del cerrito. Decian que esas eran milagrosas y gran cantidad de enfermos iban a bañarse y beber de ellas, lo que generó muchas epidemias.
Por ello, se impidió el acceso directo al pozo y se construyó una techumbre sencilla, pero las peregrinaciones continuaron. Algunos años después se tomó la decisión de construir un templo en el sitio cuyo proyecto fue encargado al arquitecto Francisco de Guerrero y Torres, el templo de estilo barroco fue terminado en 1791.
En 1815 el insurgente José María Morelos se le permitió como última voluntad ir a orar a la virgen de Guadalupe en este templo antes de ser ejecutado en San Cristobal, Ecatepec de Morelos, Estado de México.
Parroquia de Capuchinas
El exconvento y Parroquia de Santa María de Guadalupe - Capuchinas es un templo ubicado al costado oriente del Templo expiatorio a Cristo Rey fue diseñada por el arquitecto Ignacio Costera y construida en 1787 el edificio fue ocupado por madres capuchinas de Santa María de Guadalupe el convento fue fundado por la sierva Sor María Ana el Templo a través de la historia de la Colegiata ha albergado a la Santisma Virgen de Guadalupe cuando el Templo era cerrado por cualquier cuestión ya sea reforma o remodelación.
Capilla del Cerrito
Es la parroquia más importante. Ahí ocurrió el milagro de las flores frescas y una de las apariciones de Santa María de Guadalupe. Es la primera capilla construida, en el Tepeyac en 1526, en su interior se pueden observar frescos del pintor muralista Fernando Leal, a quien se le encomendó narrar la historia de las apariciones, y quien plasma el encuentro de las culturas y el arraigo de la fe.
En esta capilla actualmente se encuentra el convento de las Carmelitas, comunidad de enclaustro, que realizan actividades de cuidado a la capilla y oración por el mundo. El último de sus Capellanes fue el Sacerdote Archipestre, Carlos Vargos, quien fungió como tal junto a su Sacristan el Sr. Diego Velázquez. Otro dato curioso es que en el cementerio que se encuentra a espaldas de la capilla, descansan los restos del ex presiente de México, Guadalupe Victoria.
Capilla de Indios
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